sábado, 14 de diciembre de 2019

Las puertas percibidas o Breve Ensayo del Incoherente Coherentivo.

Damos aquí un breve acercamiento a los fundamentos del psicoanálisis de la Ría:
Admirar los grandes Umbrales, los sacros Portales, las Entradas iniciáticas, los gestos rituales. 
Observar sus piedras cuidadosamente talladas, sus ornamentos esmerilados, su voluptuosa gama de cristales y minerales incrustados, sus eternas disposiciones que aparentan escapar a lo disoluble que es el cielo. 
Saludar con esmero a los encapuchados de la masturbación; de la fermentación y el fervor del pensamiento;  de la delegación de estrellas o niños o plantas o cadáveres o etcéteras.  
Decía entonces de las puertas percibidas: tomar la forma de sus faroles iluminantes antes que los reflejos de su luz. 
Luego, tener la suficiente capacidad/humildad/inocencia como para deslizarse por ellas y perderse en sus laberintos a sabiendas de que sus muros-techos-pisos-ventanas sólo están gravitando como lo hacen otros tantos basamentos; entrar y salir por desvencijadas puertas adyacentes, irrisorias, escondidas del Panorama Principal, puertas desgastadas por la humedad, los insectos, y el vaivén del accesorio y secundario personal de limpieza. Pero no buscando elevar estas entradas menores al nivel de La Entrada, pues sería el mismo recorrido de las inmemoriales Coherencias Incoherentes, las  corrosivas luchas de entomólogos fanáticos que buscan corresponder su violencia y neurosis en una perfecta cuadratura de prestigio, ambición, belicismo e imbecilismo. 

Más bien deslizarse por las construcciones con estilo, con parsimonia, con suavidad, formando no anclajes rebuscados sino conectores impensados; volviendo lo solemne insolemne, insolente, miserable, nauseabundo; pero todo esto desde las torvas miradas de los  funcionarios internos, vale decir: los internados. Puesto que si no hay significado amor en las correspondencias que hacemos al atravesar los bosques y edificios de símbolos; seguiremos velando, ¡oh bruscos y pseudomortales!  por la pedante estipulación de clausurados escritorios y muebles de archivación. 

Corolario final: 
Pero no se trata de archivación, se trata de activación. De entender los puntos de fuga que constantemente se trazan como una forma de doblegar el infinito, de moldear vagamente las cosas, de vagar por las cosas moldeándolas. Se comprenderá  que el <<aquello>> no puede ser ni doblegado ni moldeado, solamente vagado, eternamente vagado; pero doblegando lo indoblegable y moldeando lo inmoldeable nos acercamos un poco más, un poquito más, no a la ya dicha triste archivación, sino a la creación de flores, en las carnes, en las calles, en los aires, en los cables, flores emanadas a la luz de la bendita activación del gran juego cósmico.


Ballestrinque al éter